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Discurso

Palabras del Presidente Gustavo Petro durante presentación del portafolio para la acción climática y la transición socioecológica y energía justa en Colombia – COP28

Colombia ha decidido no firmar más contratos de exploración en carbón y petróleo y gas

Foto: Mauricio Vélez - Presidencia

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​Dubái, Emiratos Árabes Unidos, diciembre 2 de 2023

 

La exposición de Susana [Muhamad] abre para nosotros, los colombianos y las colombianas, una reflexión y un debate que hoy es público.

El gobierno tiene una posición. Obviamente, hay sectores de la sociedad, de la política y de la economía que no la comparten y es parte de estos procesos, cada vez más intensos de debate político en todas las sociedades del mundo, y que tienen que ver con la crisis climática y su profundización.

Susana ha mostrado tanto las fortalezas ambientales del país, es un país verde, profundamente verde, —en tono más poético tiene todas las tonalidades del verde-, pero depende del carbón y el petróleo.

A diferencia quizás de Costa Rica en América, Colombia, siendo mucho más poderoso ambientalmente que Costa Rica, no ha cogido el camino de construir una economía y una sociedad coherente con esta diversidad, sino que, desde hace 40 años aproximadamente, profundizó su matriz económica alrededor de la extracción de la gran minería y, de manera fundamental, de la minería energética, los combustibles fósiles.

Y allí tenemos una contradicción para resolver ahora porque, como bien dice Susana, esas exportaciones de petróleo y carbón que en el año 2013 alcanzaron su máximo con casi 40 mil millones de dólares, en inglés se dice billones, 40 billones de dólares y que, desde ese año ha venido decreciendo de forma paulatina, básicamente, porque las circunstancias de la economía mundial han debilitado por estancamiento económico pero también por descarbonización, la demanda mundial por petróleo y por carbón en el país.

Y entonces si nosotros queremos abocar la tarea de la descarbonización, que es el objetivo del gobierno, cómo construir una sociedad y una economía descarbonizada en el caso colombiano, pues tenemos un gran reto. Es ahí donde queremos dialogar con ustedes y dialogar, obviamente, con la sociedad colombiana.

Como lo dije ayer, África y América del Sur son las dos regiones del planeta que pueden ofrecer la mayor potencialidad en energías limpias. Es la oferta hacia la atmósfera y hacia la economía mundial que ambos continentes, África y América del Sur pueden ofrecer, y ahí, una potencialidad y una ventaja que nosotros queremos concretizar. No simplemente discurrir sobre ellas, sino que se vuelva una realidad económica para nuestra propia economía colombiana que hace parte de esa potencialidad en términos de energías limpias.

Ahora, qué queremos, hacia dónde ir económicamente, en qué actividades rentables podría ayudarnos el capital internacional, en qué actividades que, aunque no son rentables, son fundamentales en la transición hacia la descarbonización y en la cual nos podrían ayudar Estados y organizaciones filantrópicas, y en qué, nuestra propia sociedad, podría construir y colaborar en un proceso que apunte hacia la descarbonización integral de la economía colombiana y su aporte a la descarbonización de América. Fundamentalmente, de los Estados Unidos de Norteamérica, nuestro vecino al norte y una de las grandes chimeneas emisoras de CO2 como todos sabemos.

Más lejano Europa, más lejana China, con China nos junta el océano Pacífico, con Europa el océano Atlántico, y con Estados Unidos nos separa el tapón del Darién en Panamá, en la frontera con Panamá, esa es la ubicación de Colombia.

Si pusiéramos un mapamundi y el Pacífico completo aquí, y el Atlántico completo aquí, Colombia está en el centro, en el corazón. La geografía siempre es relativa, pero por algo fue tan importante Panamá, el canal de Panamá, y por algo lo perdimos.

Entonces, los objetivos, esa matriz de exportación que otorga las divisas con las cuales actualmente cuenta Colombia, divisas fósiles, carbón y petróleo, tenemos que reemplazarlas por otro tipo de actividad baja en carbono o descarbonizada.

​Turismo para reemplazar d​ivisas fósiles

Lo que nosotros encontramos en el corto plazo es, precisamente, ese verde y esa belleza, le hemos llamado a Colombia el país de la belleza, quienes califican los países de acuerdo a su belleza, nos colocan en los tres primeros lugares del mundo.

Luego ahí hay una potencia, la belleza misma del país, su diversidad natural desde las nieves hasta el Caribe, en apenas una jornada de 13 horas caminando, o las selvas, o el desierto en el norte, o las grandes montañas andinas, o la realidad de que somos la segunda potencia mundial en biodiversidad.

Eso se llama belleza y esa belleza en el mundo de hoy puede ser mostrada no solamente a través de las fotos, sino de la presencia física de muchísimas personas que del mundo pudieran ir allá a Colombia a observarla.

Eso se llama turismo, un turismo especial, no propiamente el de los grandes hoteles, sino el turismo ecológico y observador, contemplador de la belleza. Es una actividad semi rentable, es una actividad en la cual el país, si aquí nos ayudan, podríamos lograr un monto de divisas suficiente, por ejemplo, para reemplazar toda la extracción de carbón en primerísimo lugar.

Se necesitan ocho millones de turistas, nosotros estamos alcanzando cinco. Es decir, no es mucho y es mucha la belleza para lograr un objetivo económico de corto plazo, acrecentar el turismo que sólo puede llegar por avión en general, por pistas aéreas y aquí una infraestructura para desarrollar pistas aéreas internacionales junto a la belleza.

En un turismo que no sea depredador y que nos permita reemplazar divisas fósiles, la totalidad del carbón es el objetivo y una parte sustancial del petróleo.

​No ​más nuevos contratos de energía fósil

Colombia ha decidido no firmar más contratos de exploración en carbón y petróleo y gas. Esto es de intenso debate en Colombia. No significa que nos quedemos sin el petróleo y sin el carbón, pues ya hay carbón, petróleo y gas en explotación, y ya hay muchísimos contratos de exploración firmados antes en vigencia.

Lo que no queremos es que se expandan más. De esos contratos de exploración vigente, a lo mejor habrá más petróleo y más carbón explotable, pero el hecho de que la decisión política sea no firmar nuevos contratos significa que hemos puesto un límite en el tiempo.

Ese límite es la transición. Claro, como todos nuestros países, tanto los ricos como en el que estamos, como los países pobres, siempre llevamos en el horizonte cada vez más allá la fecha final de la transición.

​ues por eso es que estamos en la senda de los tres grados centígrados y no en la senda del uno y medio grados centígrados tal como se estipuló en la COP de París. No puede ser. Tenemos que poner una fecha definitiva y esa fecha definitiva tiene que ser de cada vez menores niveles de consumo y explotación de petróleo y carbón hasta alcanzar el cero en la fecha determinada.

Tal cual aquí en estas reuniones se ha establecido lo que pasa es que ese establecimiento de objetivos no puede ser discursivo, retórico, sino que tiene que ser concreto y real y, en esa medida, estamos planteando, para el caso colombiano, estas alternativas que necesitan del aporte de ustedes, el turismo.

Por tanto, en el corto plazo, nos ayuda a la descarbonización económica del país. Tenemos otros objetivos como toda América del Sur, como quizás el África, y así lo han propuesto sus dirigentes en el día de ayer.

No podemos repetir el ciclo de las materias primas extraídas y vendidas en estado bruto, petróleo, carbón, antaño fue el oro, el platino y la plata. Aquí tenemos energías limpias. El país, por su enorme cantidad de agua, por su enorme cantidad de sol, de todos los días, por sus vientos como casi en toda América Latina.

Y como se puede encontrar también en el África, tiene los elementos primarios de las energías limpias para poderlas generar en volúmenes muchísimo más grandes que los que las propias economías africanas o suramericanas necesitan.

​Queremos e​s estimular inversiones offshore eólicas

Es decir, potencialmente podemos ser exportadores de energías limpias, si es por tierra, a través de cables eléctricos. De ahí nuestra propuesta de un sistema de red interconectada americana que pudiera llevar la energía limpia de América del Sur a los EEUU y ayudarlos a la descarbonización.

Para ellos, muchísimo más difícil que para nosotros o por barco si hablamos de hidrógeno verde que es donde se concreta el sol el agua y el viento en una energía transportable por el mar al día de hoy son las tecnologías que tenemos.

Esto significa una infraestructura, unas inversiones muy rentables, otras a fondo perdido como decimos en Colombia. Muy rentables porque mucho sol mucha agua y mucho viento significa mucha eficiencia energética, mucho más que en cualquier otro lugar del mundo incluso diferente a África y América del Sur esa es nuestra potencialidad.

Y por tanto lo que queremos es estimular inversiones offshore eólicas. Hay todo un portafolio. Aquí se puede presentar, en concreto, la Guajira, el extremo norte de Colombia. Es el lugar del mundo, de acuerdo a algunas mediciones de científicos e ingenieros, segundo lugar del mundo después del Chad en África en donde más rápido corre el viento durante más tiempo continuo.

Esto es esencial para la energía eólica, el segundo lugar continental del mundo en donde más rápido corre el viento y de manera más continua después del país africano de Chad, pero ahí mismo en la Guajira tenemos a escala colombiana y suramericana el lugar donde uno de los lugares donde más sol se recibe al día durante todos los días del año.

Luego es energía eólica y es energía solar. Y, paradójicamente, es el lugar donde está la mina de carbón más grande de toda América que se exporta a Europa, a Turquía y a otros países del mundo.

Sustituir esa mina y esas exportaciones por el sol y por el viento guajiro sería, quizás, una de las metas ¿Cómo se dice? sintomáticas, paradigmáticas de la transición energética en toda América.

Lo podemos hacer con inversiones y con estímulos. Ya hay muchísimas empresas trabajando en este propósito. Pero no queremos que sea sólo el gran capital porque repetiríamos la historia del carbón y del petróleo. Ojo: lo que queremos es una nueva asociatividad, que se genere en la economía descarbonizada.

Porque —y lo pongo sólo como un ejemplo de todo el territorio nacional— en el territorio de la Guajira habita una población que, entre otras cosas, es precolombina, es decir, existía antes de que llegara el primer español a nuestras tierras.

Una población que tiene, quizás, miles de años de existencia y que hace parte de los pueblos caribes que le dieron su nombre al mar que hoy nos atrae por su belleza: es la comunidad Wayuu.

Es la comunidad indígena más grande de Colombia tiene una riqueza profundamente cultural aún y queremos protegerla y, por tanto, aquí tenemos un escenario muy interesante si lo sabemos hacer bien de cómo se puede juntar la necesidad de energías limpias del mundo, el hambre de energías limpias del mundo, con una cultura específica que hay que cuidar que no se puede depredar y la única palabra que yo mencionaría para tratar de articular estos dos hechos es la palabra asociatividad.

Es decir, no puede pasar lo que ya sucedió en la Guajira extremo norte de Colombia. Que la gran mina de carbón se puso a calentar las chimeneas de la industria Europea, pero en el mismo territorio y por el mismo hecho acabó con todo el agua en un desierto similar al que hay aquí a nuestro alrededor y ha matado cuatro mil niños por ausencia de agua de calidad.

Nos preocupa Gaza, indudablemente, pero en Colombia sucedió algo similar por razones ambientales, simplemente, por extraer petróleo y carbón y gas. Eso no puede suceder con las energías limpias.

Luego, aquí, hay un tema a discutir cómo la energía limpia no solamente no soluciona un problema ambiental un problema vital sino cómo construye un relacionamiento económico que no deprede al ser humano. Nosotros hemos puesto el criterio de asociatividad y el criterio de comunidades energéticas, es decir, que las mismas comunidades indígenas o campesinas o barriales en las grandes ciudades puedan generar su propia energía tema que en muchos países ya es un ejemplo pero que nosotros queremos reproducir en Colombia.

Tratando que no exista una contradicción antagónica entre cultura y energía limpia tema a resolver en la Guajira estas infraestructuras que Colombia puede implementar y con la ayuda del capital y con la ayuda de fondos puede desarrollar no solamente para sí misma sino para la exportación y la ayuda en la descarbonización de la economía mundial sea a través del cable eléctrico poderoso tema que se ha planteado Canadá y a los Estados Unidos y que se discute sea a través de barcos en hidrógeno verde lo que significa otra infraestructura la infraestructura del hidrógeno verde en Colombia y aquí abordaría un paréntesis.

De acuerdo a estudios preliminares también hechos en el mundo, los países que pueden ofrecer el más bajo precio de hidrógeno verde son Chile, Argentina y Colombia.

¿Por qué Colombia aparece en ese rating o ranking? Porque Colombia tiene mucho sol, mucho viento y mucha agua en regiones específicas, que son las materias iniciales del hidrógeno verde.

Y están junto a los puertos, es decir, que tienen la capacidad de la exportación. En cierta forma es una exportación de sol, una exportación de vientos y una exportación de la calidad química del agua.

Pero si ustedes van a la Guajira, encontrarán estos tres elementos en el caso del agua, agua marina. Pero si vamos un poquito hacia el sur, por la costa del litoral caribe, encontrarán el mayor puerto de Colombia, que se llama el puerto de Barranquilla, al lado del río más grande de Colombia, que se llama el río Magdalena, con los vientos offshore más fuertes después de la Guajira para la generación de la energía eólica y con el sol guajiro a escasos 150 kilómetros, que podría originar una de las mayores factorías de hidrógeno verde para exportación en el continente suramericano.

Lo mismo, si me salgo del litoral caribe, voy al pacífico y apunto a China, a Japón, al sudeste asiático, a la costa oeste de los Estados Unidos, lo que tendríamos en el pacífico es un gran puerto colombiano, Buenaventura, un segundo puerto, Tumaco, y a escasos 150 kilómetros, los volcanes de la cordillera más alta de los Andes en Colombia.

Es decir, la posibilidad de juntar la geotermia con el puerto y, por tanto, la posibilidad de una gran generación de hidrógeno verde con destino a esta otra geografía que puede ser el de la economía más poderosa del mundo, juntando dos chimeneas emisoras de CO2, la de China y la del oeste de los Estados Unidos, California, que podrían descarbonizarse parcialmente con la ayuda colombiana y con la ayuda suramericana.

Son posibilidades económicas que, si volvemos, trato de correr, sí, a la anterior, si volvemos, no, aquí ya el portafolio. Bueno, esta es una relación de todo lo que podría ser la transición energética, hidrógeno verde, como lo hemos descrito, solares, eólicas, geotermia, pero hacia, y aquí digamos nuestro interés, no solamente hacia la exportación, sino hacia la industrialización de Colombia, que es un poco lo que los dirigentes africanos reclamaban en el día de ayer en la reunión de la COP.

No se trata de exportar más energía, simplemente, como lo hemos hecho con el carbón, como lo hemos hecho con el petróleo, sino que esa energía, que en el caso de la energía limpia también es de una enorme potencialidad en nuestra región, se quede también en nuestra región para iniciar los procesos de industrialización y los procesos de agroindustrialización del país.

Una industria nueva, cuya base es la fibra óptica, escenario de una infraestructura y una inversión en Colombia, el conocimiento, escenario de una inversión en infraestructuras que tienen que ver con la educación y el saber y la energía limpia, de la que ya hemos hablado.

​La hoja d​e coca puede ser abono, biofertilizante

Si yo junto energía limpia, fibra óptica, conocimiento, y le agregaría movilidad limpia, tengo los pilares de una industrialización que es fundamental si queremos la construcción de prosperidad social en una de las sociedades más desiguales del mundo, cuya desigualdad ha llevado a una de las violencias más grandes del mundo.

No voy aquí a extenderme en el caso de las economías ilícitas y una gran problemática, pero sí mencionar un tema. Si queremos industrialización limpia y agricultura limpia, descarbonizadas, en el caso colombiano concreto, yo tendría que mirar qué pasa con la hoja de coca. Nuestro compañero aquí me va a servir. ¿Usted tiene ahí hoja de coca? Sí. Compañero, a ver, vamos a presentarte primero. Bueno, un saludo. Mi nombre es Jaime Luis Arias Ramírez.

Soy el gobernador del pueblo Cancuamo, uno de los cuatro pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta, corazón del mundo. El pueblo Cancuamo sufrió masacres por la violencia. Es protegido por la CIDH en este momento. Esta es, esto se ve, está minúscula, pero esta es una parte de una hoja de coca. No tiene la culpa. La mata no tiene, decimos nosotros, la mata es la vegetación, no tiene la culpa.

Se conoce desde antes de que llegara el primer español a Colombia. Ayio le dicen en el lenguaje de la Sierra Nevada de Santa Marta, que para las comunidades que habitan allí es el corazón del mundo.

¿Cierto, compañero? Corazón del mundo de la humanidad. Esto no es solamente ahí, esto se cultivaba, no se cultivaba, se encontró en la selva amazónica por los incas y otros pueblos. Ellos, esta comunidad y otras, en esta labor que se llama el mambeo, o poreo, se echa ahí, se machaca con cal, y tiene un consumo precolombino permanente que no arroja cocaína.

La cocaína se la inventaron los europeos al examinar esta planta, y la volvieron mercado porque eran capitalistas. Los indígenas no son capitalistas. Por tanto, hay una gran diferencia de siglos entre el uso de esta hoja culturalmente por la comunidad, religiosamente incluso, o espiritualmente, y el uso que le dieron los europeos en el mercado, en donde ya no está la hoja sin un elemento químico que está en la hoja, que es un alcaloide.

Es aquí la gran diferencia. Ahora quienes, al ilegalizarse el uso europeo de la hoja de coca en forma de cocaína, golpearon fue a la comunidad que usaba la hoja de coca. Una de las grandes injusticias del mundo. América Latina ha perdido un millón de personas asesinadas por ese hecho, en una fracasada terriblemente, y el fentanilo es la prueba, política de guerra contra las drogas.

Ahora, ¿qué hacemos con esto en la economía descarbonizada y en la transición que tenemos que hacer? Esa pregunta concreta y que no se ha formulado todavía ni en la prensa, ni en estudios científicos que yo sepa, pero que podemos utilizar. Esto puede ser abono, biofertilizante.

Es decir, esto puede reemplazar abonos hechos sobre la base del petróleo y, por tanto, constructores de crisis climática. Aquí hay una solución parcial. Nosotros si quisiéramos transformar todos estos cultivos, hoy muy grandes, de hoja de coca en Colombia, en regiones como esa que ustedes ven ahí, y son regiones selváticas, en el Pacífico, en el Amazonas, y en otras regiones del país, en biofertilizantes.

El campesinado de Colombia quiere. ¿Quién lo prohíbe? Si este biofertilizante podría ayudar, no sólo a fertilizar los suelos para la producción de alimentos, sino que al ser bio, es decir, al no tener petróleo ni carbono, propiamente dicho, fósiles, podría ayudarnos a tener una agricultura, en el caso colombiano, limpia. Es decir, descarbonizada.

Esta es una fuente de financiación, nosotros ya sabemos cómo hacerlo, la ciencia sabe cómo hacerlo, los indígenas saben cómo hacerlo, los indígenas caucanos en otra región del país ya lo hacen.

Lo coloco como un ejemplo de cómo la construcción de una economía y de una industria descarbonizada puede ayudarnos incluso a solucionar problemas que la economía carbonizada nos produjo, como en la actual estructura del poder mundial o como este hecho de injusticia que ha ocasionado un millón de muertos en América Latina.

Y yo ya paso, porque indudablemente me he gastado un tiempo, gracias compañero Arias. La paz, el carbón y la sangre. La sangre de la madre. De la madre. Aquí me hace recordar usted a un indígena ugua, que hace muchas décadas, yo era joven todavía, relativo, venía de Europa a estudiar y me encontré en Colombia con Roberto Covarria.

Él dijo en una lucha que tenía en una región cercana a Venezuela contra la explotación petrolera que llegaba a su territorio y entonces había un conflicto entre la comunidad indígena y la compañía multinacional, no me acuerdo ya en ese entonces cuál, la OXI. La OXI y la Exxon. Occidental. Occidental.

La OXI, los indígenas pelearon contra eso socialmente y un día ese indígena dijo, es que el petróleo es como la sangre en la tierra. Que es este mismo color y esta misma simbología del pueblo Cancuamo, en la Sierra Nevada. Es la sangre en la tierra, si se saca, se muere la tierra.

Lo dijo hace 30 años, si se saca el petróleo, muere la tierra, por ello no querían que saliera el petróleo. Hoy, la ciencia occidental, aquí en este panel de expertos de Naciones Unidas, miles de científicos con los métodos de la ciencia occidental han llegado a la misma conclusión que Roberto Covarria. Si se saca el petróleo, muere la tierra, muere la vida en la tierra.

La tierra seguirá.

​Los grand​es emisores de CO2 están en otro lado del planeta

Una forma de cómo un saber ancestral se junta con un saber occidental y terminan dando la misma conclusión. Compañero Arias, gracias. El último punto que quisiera tocar es este. Porque como ustedes saben, al final mitigar en Colombia no hace un gran efecto porque nosotros no somos grandes emisores de CO2.

Los grandes emisores de CO2 están en otro lado del planeta. Pero nosotros sufrimos las consecuencias. La adaptación al cambio climático es fundamental para nosotros.

Aquí hay un link entre mitigación y adaptación que es fundamental, y es esa selva. La selva amazónica. El mayor aporte que puede hacer Colombia para descarbonizar la economía mundial no está en su propia industria, en su propia agricultura, que hoy no emite.

Está en la selva, esa selva la compartimos con Venezuela, con Ecuador, con Perú, con Brasil, que es la mayor extensión, y otros países. Incluso con Francia, que tiene una colonia ahí todavía. Si esa selva se acaba, si el calor quema la selva, o si las mafias, los capitales petroleros o los capitales mineros arrasan con la selva, la humanidad llega a un punto de no retorno.

Ya no hay nada que hacer, según la ciencia. Es uno de los grandes puntos de no retorno junto con Groelandia, junto con el permafrost en Siberia y en Canadá. Este es un punto de no retorno. Si la selva deja de existir, no hay agua en los Andes. Grandes ciudades latinoamericanas de millones, como Bogotá, de nueve millones de habitantes, no tendrían agua.

Pero no solo eso, sino que marca el punto de no retorno climático y por tanto la irreversibilidad del fin de la vida, lo que llaman la sexta extinción, los científicos. Por tanto, uno de los mayores aportes que tenemos que hacer es cuidar la selva. Ahí vive gente, no sólo indígena. Esa gente necesita a veces quemar la selva para poder sobrevivir. Muchas veces impulsada por mafias, por otros factores aún más poderosos que la quieren utilizar para lavar activos o para sacar oro u otro tipo de minerales.

​El Sa​hara y la selva amazónica están ligados en la atmósfera

Esa selva tiene que quedarse así. Y para ello hay que sostener a la población que habita allí. En Brasil es más complejo porque la han depredado más. En Colombia es más fácil. En Colombia, Perú y Ecuador están las fuentes del agua del Amazonas. Es decir, si ustedes quieren rescatar la selva amazónica, no se puede hacer solamente en Brasil. Sería inocuo aún si la actividad productiva de Brasil se transformara en selva, lo cual significa muchísimo dinero.

Sino que si las fuentes del agua se agotan en la parte alta de la selva amazónica, que es la transición entre los Andes y la selva, la selva se acaba igual. Entonces la posibilidad de cuidar la selva en Colombia, Ecuador, Perú es fundamental. Y aquí no hay una actividad propiamente rentable, aunque los campesinos puedan desarrollarla en medio de la selva. Aquí lo que hay es fondos que hay que aplicar.

Y estos son fondos... Colombia ha puesto 150 millones de dólares año, lo hará durante 20 años. Pero estos son fondos que deberían ser de la humanidad toda o de la riqueza de la humanidad toda. Porque si esa selva se acaba, aquí no hay posibilidades de vida. Entre otras, hay una fuerte articulación entre las arenas del Sahara y la selva, pero será cuestión de otro tipo de conferencias.

El Sahara y la selva amazónica están ligados en la atmósfera. Y uno depende del otro. Pero la selva amazónica es uno de los grandes pilares climáticos del mundo. Se puede distinguir por el deshielo de la Antártida, que calientaría la corriente oceánica que llega del sur hoy helada hacia el trópico y que convierte eso en un vapor tan poderoso, una humedad tan poderosa que le da origen a esa vegetación.

Y esa vegetación genera, y ahí se alcanza a ver, al chupar el agua de la atmósfera, que no de la tierra, genera estas nubes de vapor que en millones y en grandes masas de vegetación hace que se generen los ríos voladores, se les llama, que con los vientos van a las grandes alturas de los Andes y allí se vuelve agua líquida. Ese es el agua de América.

Pero es también la vida del planeta. Aquí hay una necesidad fundamental de articulación humana para cuidar la selva y finalmente hay una necesidad también para nosotros de adaptar nuestra población a la crisis climática. Esa casita que detrás del ministro, bueno, el ministro, esta casita que está allí puede sufrir. Si hay una niña intensa a este río, se puede llevar la casita. Así viven millones de personas en Colombia.

O si hay una sequía, como ahora va a entrar, se puede quedar sin alimentación. El agua es un eje rector de la adaptación de la humanidad respecto a la crisis climática. Nosotros le hemos llamado a esto liberar los espacios del agua y ordenar el territorio alrededor del agua, que es una sabia enseñanza de la humanidad desde su inicio. Para Colombia y para muchos países eso vale muchísimo dinero. Para Colombia, su organización poblacional, como en buena parte de América del Sur, va contra el agua. Fue una enseñanza española mal educada.

Cuando ustedes van a las ramblas de Barcelona encuentran que Barcelona tapó su agua esas son las ramblas le puso un techo de cemento lo mismo se irradió hacia américa del sur y eso hace que al ubicar la población contra el agua y no con el agua tenemos un serio problema de vulnerabilidad ante la crisis climática ciudades que se pueden hundir barrios pobres que se pueden deslizar por las montañas muertos cada vez que hay un invierno por centenares y a veces por miles en crecimiento en la medida en que la crisis climática avanza por tanto para nosotros reordenar la población es fundamental y eso implica dinero.

Dinero que la sola economía colombiana no es capaz de tener y que cada vez es más costosa a veces se pone el sombrero para pedir limosna a los fondos nosotros creemos que no hay que pedir limosna sino que hay que reformar el sistema financiero mundial si nosotros tenemos una menor pago de deuda nosotros podríamos resolver con recursos colombianos la adaptación a la crisis climática.

Por eso nuestra propuesta desde hace varios meses es que estas reuniones que llamamos COP deberían buscar como un objetivo la reestructuración del sistema financiero mundial que el ejemplo de la lucha contra el COVID nos enseñó que es posible emitir derechos especiales de giro o reducir el riesgo de las calificadoras sobre la deuda u otros mecanismos financieros que permitan reducir la carga fiscal de los países todos en la tierra para que ganen recursos que puedan ser invertidos en la acción climática que en el caso de Colombia fundamentalmente tendrían que ver con la adaptación, es decir con salvar la vida en el territorio ante la variabilidad climática que ya se ha producido y que es irreversible bueno yo dejo ahí porque me he extendido bastante.

Gracias por haberme escuchado.