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Discurso

Declaración del presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego, al término de la reunión con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro

Foto: Alexa Rochi - Presidencia

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Caracas, 18 de noviembre de 2023

 

Gracias, presidente Maduro, le agradezco su hospitalidad en este país, que ya me ha recibido no sé cuántas veces, muchísimas, y que hoy demuestra que a través de la integración puede beneficiar a sus dos pueblos, el colombiano, el venezolano, y la enorme mezcla que hay de colombianos, venezolanos, por millones de personas que comparten nuestras sangres, nuestras culturas, nuestra historia, nuestras vivencias, nuestras aspiraciones, nuestro futuro.

Definitivamente el que dos pueblos vecinos tan interconectados desde el punto de vista de los flujos de la historia se hayan separado hace unos años, hayan roto relaciones diplomáticas, hayan paralizado su comercio, la interacción de sus poblaciones, es de verdad, de verdad, una profunda estupidez, que solo es posible cuando la ideología y el sectarismo anegan el alma y el corazón.

En muchas partes del mundo hay experiencias en donde a pesar de las distancias ideológicas, coyunturales, personales, incluso, entre mandatarios, nunca jamás dejan romper las relaciones, nunca jamás cometen la tontería de paralizar sus flujos comerciales.

El comercio mundial aún hoy, a pesar de llamarse global, es en realidad un comercio entre vecinos.

Los mayores flujos comerciales de Estados Unidos los tiene con México y con Canadá, los mayores flujos comerciales de Francia los tiene con Alemania, los mayores flujos comerciales de Suecia están con Dinamarca, Finlandia, Noruega, sus vecinos.

Nunca jamás dejarían romper esos flujos a través de muros infranqueables, como hicieron Colombia y Venezuela, que además tenemos el mismo idioma, que tenemos la misma sangre, que tenemos la misma historia.

Realmente, si miramos un poco hacia atrás, lo que hicieron gobiernos pasados en mi país, fundamentalmente el pasado, es prácticamente un suicidio económico, económico y cultural.

El año entrante, quizás, por pura paradoja, Venezuela va a ser uno de los motores de la reactivación de la economía colombiana. Si las cosas van bien, si logramos sacar adelante una serie de esfuerzos comunes, Venezuela va a ser un motor de la misma economía colombiana.

​Migración

Aquí hemos hablado de varios temas, y el primero es la migración.

Aunque es un número de personas indeterminadas la que salió de Venezuela hacia América del Sur y ahora hacia América del Norte, desde el sur hacia el norte pasando por un terrible episodio que es el Tapón del Darién, yo creo que es la hora de mirar ese éxodo de personas a las cuales se les vulnera la totalidad de sus derechos cuando cruzan por esa selva en manos de mafias. Ustedes le llaman los coyotes, el coyotismo. Nosotros le llamamos el clan.

Desde La Patagonia hasta dentro de los Estados Unidos diversas mafias van usufructuando el éxodo, colocando a las mujeres en estado de abuso, matándolas incluso, a los niños, a las niñas, muriendo por las causas de la naturaleza misma a través de un pasaje por el cual en realidad ningún ser humano debería pasar, la frontera entre Colombia y Panamá.

Tratando de llegar a un paraíso y encuentras un muro, unos campos de concentración incluso, la cárcel, la devolución a la fuerza sin derechos, sin ser considerados seres humanos.

Con los Estados Unidos hay que llegar a un acuerdo en relación a la migración. Hemos hecho ya varias propuestas. Yo pienso que ese éxodo que viene del sur, de Chile, de La Patagonia, del Perú, de Ecuador, que llega hasta Colombia, que se engrosa en Colombia, que trata de atravesar el Tapón del Darién, debe desviarse hacia su país de origen, porque en la mayoría son venezolanos y venezolanas, libremente, por su libre escogencia, retornar incluso a Venezuela o quedarse en Colombia.

Y para ello le hemos propuesto a los Estados Unidos un programa de humanización del éxodo, bonos de estabilización económica para cada familia, para que vuelvan a su lugar, a su terruño, para que puedan construir su país de una manera mejor, para que luego de la nostalgia puedan construir su propia existencia.

Ese éxodo del retorno Colombia quiere ayudar a construirlo, sea el retorno en Colombia, porque los abuelos de esas personas, sus padres son colombianos, colombianas, sea la ida hacia Venezuela, retornar aquí, cualquiera que sea su decisión libre, es los Estados Unidos quien tiene que apoyarla.

Creo que ganaríamos todos, creo que habría un gana-gana y creo que esto permitiría regularizar, ordenar lo que hoy es un éxodo desordenado y que está extirpando los derechos humanos de centenares de miles de personas que hoy cruzan por eso que nosotros llamamos dramáticamente el Tapón del Darién.

​Crisis​​ climática

Segundo tema, que es de importancia para los dos países, que tiene que ver con uno de los principales problemas de la humanidad hoy, la crisis climática, que aquí en concreto, en el próximo mes, empieza a vivirse como la sequía, así se conocerá, quizás la peor de la historia, ya veremos, las probabilidades son altas, no van a tocar solamente de manera negativa a Colombia, sino también a Venezuela, también el norte del Brasil, también a Panamá, también a Ecuador, también la mayor parte de Sudamérica y Centroamérica.

Para lo cual creemos que la integración, que ponernos de acuerdo, nos ayuda a mitigar con más éxito lo que está por venir. Quizás las fuerzas nacionales no son capaces internamente de ponerse a la altura de lo que viene.

En Colombia, miles de niños han muerto de desnutrición, en el lugar de más riqueza del país, la mina de carbón más grande de toda América, porque no hay agua.

Se han exportado desde allí miles de millones de dólares, todos los años, miles, cerca de 8 mil millones en el año 2013, y no hay agua potable a 100 kilómetros, a 50, a 10 kilómetros de la mina.

Lo quisimos afrontar con nuestras propias fuerzas y nos hundieron los instrumentos para salvar los niños y las niñas, tratando de arrinconar el gobierno.

Pero yo creo que de manera conjunta lo podemos lograr. Hemos planteado aquí un principio de verdadera integración energética entre los dos países. Se puede ampliar a Panamá, a Ecuador, a Brasil. Sin temor, vamos a dar los pasos de una verdadera integración energética entre los dos países.

De doble vía, porque construiremos proyectos de energías limpias, en los que el norte de Colombia puede ser abundante para transmitir energía eléctrica hacia el occidente de Venezuela, y traeremos de Venezuela energías que aún subsisten para tratar de mantener las deficiencias que puede haber en Colombia.

Materias primas para hacer más barata la gasolina colombiana, y materias primas para sustentar aún la transición hacia las energías limpias a través del gas.

Es muy probable que Ecopetrol se vuelva socia de PDVSA en la explotación de campos de gas en Venezuela y de campos de petróleo.

Así se va a asegurar en ambas vías, energía eléctrica hacia Venezuela, materias primas fósiles hacia Colombia, quizás pasando por Cali hacia Asia, la seguridad energética de estos dos países, resguardándonos de cualquier tipo de agudización de la crisis climática y transitando hacia lo que debe ser un país, dos países con economías descarbonizadas.

Es una integración real, así comenzó la Unión Europea, integrando carbón, ahora ellos tienen que integrar energías limpias, nosotros ya podemos comenzar por allí. Desde La Guajira hasta Maracaibo, limpiando las aguas de los ríos de Colombia que van hacia el Lago de Maracaibo y lo están acabando; trayendo también aguas de Venezuela, trayendo energías de Venezuela y llevando energías de Colombia hacia Venezuela.

Una integración energética que en mi opinión va a ser histórica y fundamental para el desarrollo y la prosperidad de los dos pueblos.

​Paz To​tal

Y nos acercamos al tema de la paz, finalmente. La creación de distritos turísticos que, por ejemplo, en la gran cuenca del Amazonas, pueden ser fundamentales para Colombia y Venezuela. Juntar Chiribiquete, la estrella del Inírida, Canaima, la gran selva amazónica, los grandes ríos, podrían construir una economía no depredadora, una economía limpia, que daría muchísimo más dinero a los habitantes de ambos países que la explotación de economías ilícitas de origen minero que están depredando la selva amazónica. Sustituir esas economías ilícitas por economías lícitas, no depredadoras, es el nuevo nombre de la paz.

Yo le he llamado sustitución de economías, dado que la violencia que hoy sigue latente ya no se sustenta en ideologías, ya no se sustenta en viejas banderas ni libertarias ni revolucionarias, sino en el simple trasegar de la economía ilícita y del dinero. Y, por tanto, reemplazar las economías ilícitas por lícitas nos puede generar un seguro camino hacia la paz.

En eso nos vamos a coordinar los dos gobiernos, para construir ese distrito, llamémoslo así, del turismo, que pueda mostrarle a la humanidad que rescatar la selva amazónica, que resembrarla, que cuidarla, que explotarla, en el mejor término de la palabra, que no es hundir palas mecánicas sobre sus suelos y la quema de sus árboles, sino que es cuidar sus árboles, para que puedan atraer incluso los dólares, los euros de mucha gente que quisiera ver ese espectáculo, la primera tierra del mundo que salió del mar y las primeras culturas de las Américas, nos podría ayudar perfectamente en la construcción de la paz.

Así que este ha sido el escenario común de nuestras conversaciones, un resumen, espero no muy largo, de lo que conversamos durante horas. Gracias, muy amables.

 

(Fin)