Dubái, Emiratos Árabes Unidos, diciembre 2 de 2023
Gracias al presidente de Cuba (Miguel Díaz-Canel) y al G77. Machina, que ese nombre ya nos va a producir un debate que deberíamos adelantar alrededor de este tema de la crisis climática.
Y trato de explicarme. Ayer, en el panel sobre reestructuración del sistema financiero mundial, hablé sobre la necesidad de comprender que en la transición a una economía descarbonizada hay asuntos que son rentables, es decir, que pueden representar una ganancia para inversores privados y hay muchísimos, la mayor parte, que no son rentables, es decir, que no pueden representar ganancias y que por tanto no son sectores para atraer del capital privado, sino que tienen que ser acometidos por el poder público.
Este hecho de la no rentabilidad de buena parte de la transición energética, de movilidad y productiva nos hace romper un paradigma indudablemente construido desde hace unos 40 años.
Y es el paradigma de que lo público apenas si es complementario o que se desvaloriza la concepción del poder público y de algo que es fundamental dentro de lo público y es el plan, la planificación humana.
Estos términos que se habían desvalorizado en la política desde hace 30, 40 años, hoy tienen un peso fundamental. Si la transición a la economía descarbonizada fundamentalmente no es rentable, entonces la responsabilidad de esa transición recae fundamentalmente sobre los Estados, sobre el poder público. Y entonces decíamos ayer cómo se financia esa transición.
Si el capital privado apenas se va a mover en unas esferas, no las fundamentales, ¿cómo se podrían mover los fondos públicos y de dónde podría obtenerse esos fondos públicos?
Y aquí me gustaría profundizar un poco este tema porque la aparición de nuevo de lo público para la transición hacia la economía descarbonizada implica la multilateralidad, es decir, la posibilidad cooperante entre poderes públicos del mundo.
Naciones Unidas y este evento y este mismo acto son un ejemplo de ello. No podemos abocar la solución a la crisis climática desde una sola nación ni desde un sector apenas de la humanidad. Nos toca entre todos y entre todos significa una fuerte colaboración entre Estados para poder planificar la transición en todo el planeta.
En esa multilateralidad hay un elemento que tenemos y del cual hay que sacar ventajas. El sistema financiero multilateral, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etc., e incluso la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Y aquí entonces es la propuesta que me parece deberíamos adelantar como un debate. Si el poder público fundamental, si tiene que haber cooperación entre Estados, se tiene que financiar de manera pública una parte sustancial de la transición, entonces tenemos que dotar de mayor capacidad financiera o fiscal a los Estados mismos.
Hoy los Estados están sobre endeudados por el covid y por otras razones. Desde los Estados Unidos hasta las pequeñas islas del Pacífico cada presupuesto público tiene elevados niveles de endeudamiento.
Y hay un propietario de la deuda en el mundo que está aquí en este evento. Ese tema tenemos que resolverlo porque el propietario de la deuda no va a querer que se desvalorice la deuda, pero el mundo necesita desvalorizar la deuda para poder tener el espacio financiero que capacite a los Estados para hacer la transición hacia la economía descarbonizada.
Esta es la contradicción que dejo sobre la mesa, porque con China tendríamos que dialogar en el seno del FMI, en el seno de la banca multilateral cómo se reduce la deuda de los Estados en todo el planeta tierra. Sin eso no tendremos capacidad para financiar la transición. No es poniendo un sombrero de limosna a los fondos más ricos del capital como vamos a financiarla.
No son 100.000 millones de dólares como alguna vez se pretendió en la COP de París. Hoy estamos hablando en español de billones de dólares para poder acometer el reto o en inglés de trillones. Y esa inmensa cantidad no puede salir del capital privado porque él solo buscará donde es rentable y donde hay ganancia.
Esa enorme cantidad tiene que salir de los fondos públicos pero para que existan esos fondos públicos tenemos que desendeudarnos y desendeudarnos significa que hay muchos mecanismos: emisiones de derechos de giro del FMI con ese destino o reducción del riesgo país en la mayoría de los estados del mundo o incluso —como lo han sugerido algunos— impuestos a escala universal que tendrían que colocarse sobre el comercio mundial del carbono, es decir, sobre el petróleo, el carbón y los bienes mercancías intensivos en el consumo del carbono.
Esta nueva arquitectura mundial implica entonces un acuerdo, un pacto entre países pobres, entre países de renta media y entre países ricos y China, alrededor de cómo se estructura el sistema financiero mundial de cara a financiar el plan, el gran plan Marshall de solución a la crisis climática que necesitamos.
Así que nos gustaría plantear al G77 que se abra una discusión del G77 con la República Popular China alrededor de la estructuración de un nuevo sistema financiero mundial que permita superar la crisis climática en el mundo.
Gracias, muy amables.
FIN
