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Discurso

Palabras del Presidente Gustavo Petro en la VII Cumbre de Jefes de Estado de la Celac

Foto: Nelson Cárdenas - Presidencia

Presidente Gustavo Petro hablando en la Cumbre de Estado CELAC, en Buenos Aires, Argentina

Buenos Aires, Argentina, 24 de enero de 2023

Gracias Presidente (de Argentina) Alberto (Fernández). Le agradezco por su labor, reactivando el que puede ser ya el espacio definitivo de la integración latinoamericana si lo queremos, si le damos poder vinculante, que es fundamental para que lo que acá se haga, y se diga, y se acuerde, se haga realidad.

Las estadísticas dicen que, siendo nosotros el 8 % de la población mundial, acá murieron el 30 % de las personas que sufrieron del Covid-19. Eso significa que no fuimos capaces de afrontar como región uno de los mayores desafíos contra la vida humana reciente. Nos dominaron, no nos integramos, no respondimos colectivamente.

Hay una gran distancia entre la retórica de la integración latinoamericana y la realidad. Hablamos mucho de unirnos, pero hacemos poco por hacerlo realmente y yo creo que esa historia tiene que cambiar. De la retórica tenemos que pasar a la realidad.

Hay casos relativamente exitosos. La Unión Europea, con sus más, con sus menos, con sus problemas, hoy, ni más ni menos, tiene una guerra en su propio territorio como si la Segunda Guerra Mundial no hubiera sido experiencia suficiente. En los mismos lugares donde los nazis mataron a 20 millones de personas.

Desde aquí deberíamos, antes de dejarnos presionar por alinderamientos militares, exigir la paz, el mundo necesita la paz. Mientras se matan ucranianos y rusos, la crisis climática y el hambre van por el mundo como ese fantasma que va matando muchísimas más personas que la misma guerra. Es la paz lo que tiene que exigir Latinoamérica.

Pero esa Unión Europea nos demuestra que su esfuerzo de integración no comenzó solamente con discursos, comenzó por proyectos concretos. Allá en los (19)50, después de, precisamente, la peor guerra del mundo, decidieron integrarse enemigos entre sí, unos años antes, alrededor de un proyecto que tenía que ver con la energía europea en tiempos del capitalismo fósil: El carbón, el carbón lo juntó y el acero.

Sabían que, a partir de allí, carbón y acero era la industrialización de Europa después de su empobrecimiento.

Proyectos concretos fueron llevando poco a poco a lo que hoy es la Unión Europea, compleja a la unión monetaria. La unión monetaria no era posible, sino a partir de homogeneizar sistemas de control sobre el dinero y sobre todo partir de los proyectos concretos, materiales sobre los que se basó esa unión en medio de la diversidad cultural de los europeos.

Yo creo que esa experiencia debe integrarse a nuestra propia. La integración latinoamericana tiene fuerzas centrípetas que nos sacan de nuestro propio entorno y que son lógicas, y que hay que entenderlas.

México indudablemente tiene que hablar con los Estados Unidos y Canadá en su mismo espacio norteamericano, en su propia complejidad.

Brasil indudablemente, por el poder de su propia economía, tiene que hablar con la India, y con Sudáfrica, y con China, tratando que el mundo no se vuelva unipolar y que otras voces puedan ser escuchadas en el poder mundial.

Fuerzas centrípetas, indudablemente que deben ser compensadas por fuerzas centrífugas, que tenemos que saber construir, quienes habitamos en Las Américas.

Esas fuerzas son débiles, hoy, y la Celac tendría que ayudarnos a encontrar los proyectos de las fuerzas centrífugas.

Sobre la crisis climática

En los 4 o 5 meses que llevo de gobierno, en el campo internacional he tratado de construir unas que tienen que ver con lo que pienso es el principal problema que hoy afronta la humanidad.

Si hablamos de seguridad, el mayor riesgo a la seguridad de la vida humana en el mundo se llama crisis climática, tiene un origen que la ciencia grita, y que los políticos y líderes no podemos esconder a pesar de los intereses que cada nación, públicos o privados tengan.

La crisis climática tiene el potencial de acabar con la especie humana, en cuestión de apenas 2 siglos, y con la mayoría de las especies grandes del mundo en décadas, empezando por las del mar; es la vida la que está en riesgo, toda.

La palabra de ser inventado en español para definir esa nueva realidad una extinción de la vida, es el omnicidio, porque lo produce el ser humano, pero no todos los seres humanos al mismo tiempo.

Es el consumo y la producción de petróleo, carbón y gas, al ser utilizado por el capitalismo fósil en su acumulación ampliada de ganancias, lo que puede matar la humanidad. Eso dice la ciencia.

Esa crisis, que no es asumida hoy por este capitalismo de los últimos 30 años, que algunos denominan neoliberal, no puede asumirla, puede llevar a la extinción de la humanidad.

Habría la posibilidad de que una especie de nueva fase del capitalismo, si es posible, que lograra aceptar la planificación a escala mundial de la transición, por parte de poderes públicos, que aceptara acabar los paraísos fiscales, que aceptara cambiar en el sistema financiero mundial deuda por acción climática.

Entre otras de las realidades como desvalorizar por completo el capital fósil, cosa que puede ser una ilusión, quizás ya no lo puede hacer el capital en el mundo —dejo ese interrogante— es la única forma de superar la crisis.

En América Latina tenemos unas cartas geopolíticas de inmenso poder, para hablar, si hablamos juntos. Uno, la selva amazónica.

Claro, con (Jair) Bolsonaro (expresidente de Brasil) no se podía hablar de este tema. Fue terrible ver en la COP-27 el stand de Colombia lleno de gente y el stand de Brasil, al frente, vacío, porque Colombia estaba hablando de salvar la selva amazónica, y Brasil no.

Ese hecho nos mostró la importancia que tiene el tema si nos juntamos, salvar la selva amazónica es el tercer pilar de una agenda de salida de la crisis climática para la humanidad, con recursos propios y no propios podemos hacerlo.

Es una carta geopolítica, es que en nuestras manos está una de las posibilidades de vida de la humanidad, en territorio latinoamericano.

No es maleza, es la realidad, es la vida, aun si salváramos, si reforestáramos todo el planeta hasta su último metro cuadrado, aun así, la crisis climática puede matar a la humanidad, porque su única salida no es más, sino disminuir a cero el consumo de petróleo y carbón, es decir, desvalorizar por completo el capital fósil que ha sido el capital en los últimos dos siglos y medio.

Tamaña tarea, obviamente, implica un cambio real de la situación del poder y de la economía del mundo. Pero aquí hay una solución parcial e importante: la selva amazónica.

Integración de América con fuentes de energías limpias

Dos: He propuesto que la integración en materia de redes de energía eléctrica, que pudiera juntar desde el sur de La Patagonia hasta Alaska, en una red poderosa de la cual, ya la mayor parte está construida, y solo quedan unos tramos como el de Colombia y Panamá y otros, por lograr.

Si esa red tuviera fuentes de energías limpias: los vientos del sur, los vientos del norte de Suramérica, el sol de los desiertos del norte de Chile, el agua poderosa de nuestra América del Sur, desde las cataratas de Iguazú y otras. Los soles que caen todos los días en la Altillanura colombo-venezolana y en La Guajira. La geotermia que por todos Los Andes en Suramérica y Centroamérica podría brindar fuentes de energías limpias. El norte de México, etcétera, podrían dar tanta energía limpia, porque Suramérica es la región con mayor potencial de energías limpias del mundo.

Segunda carta geopolítica de poder, si nos unimos, podría otorgar tanta energía esa red eléctrica, que no solamente tendríamos seguridad, seríamos excedentarios en la generación de energías limpias, para nuestras propias sociedades, para las que tienen por razones geográficas déficit, sino que podríamos ser un motor para ayudar a las fuerzas progresistas de los Estados Unidos y del Canadá a cambiar su propia matriz de energía eléctrica.

Si Estados Unidos no pasa a ser una economía descarbonizada la humanidad muere. Y nosotros podemos negociar ese tratado. Podemos negociar nuestro propio poder que ellos necesitan, la energía limpia.

Claro que hay una posibilidad de integración de Las Américas, pero sobre la base del reconocimiento de nuestro propio poder.

Es que no se trata de exportar el litio en bruto y otros materiales mineroenergéticos, que son limpios, y que hoy son necesarios. Se trata de industrializarlos. Se trata de que las energías limpias inicien el proceso de industrialización de América del Sur, de América Latina toda.

Se trata que la industrialización al lado del conocimiento sea la marca que deja el nuevo progresismo latinoamericano para el futuro.

 

 

 

Nosotros no tenemos que ser exportadores en bruto de petróleo y del carbón, como antaño y, el oro, manteniendo el mismo sistema colonial de hace 5 siglos. Nosotros tenemos que basarnos en el conocimiento y la producción, como la nueva alternativa de riqueza y la crisis climática nos da esta oportunidad.

La Olade (Organización Latinoamericana de Energía) podría perfectamente ser el eje, el instrumento de los proyectos concretos de la unidad latinoamericana.

Planteo otros temas muy rápidamente: indudablemente la migración. Le he propuesto al Presidente de México, (Andrés Manuel López Obrador), que en México hagamos una conferencia latinoamericana y del Caribe sobre la migración.

La migración tiene como causa también —así no lo veamos explícitamente, la crisis climática—. Es que si los pueblos se quedan sin agua y sin comida van al norte, van hacia donde está el agua.

Y eso lo vemos en Europa, y eso lo vemos en Estados Unidos, y la respuesta no son las ametralladoras y los muros y los campos de concentración. La barbarie de nuevo de 1933, pero a escala planetaria. Hay que hacer un tratado ordenado de migraciones y los latinoamericanos nos tenemos que unificar alrededor de este tema.

Las drogas. Lo dijo el Presidente de Chile, las organizaciones que se empoderaron a partir de una política errada de Nixon y que durante medio siglo ha demostrado su rotundo fracaso. Un millón de latinoamericanos muertos, millones de norteamericanos negros apresados, una nueva enfermedad de las drogas como el Fentanilo, que mata a 100.000 al año en los Estados Unidos, cuando solo morían 3.000 por combinar clandestinamente la cocaína —y ninguno por marihuana— hace que la política de drogas tenga que cambiar para que en América Latina no haya más violencia ni desestabilización democrática ni muertos.

Esa conferencia, para pasar una propuesta mundial desde Latinoamérica, descriminalización, pero de la posibilidad de llegar a consumo cero en drogas, a partir de la educación y la prevención como otros pueblos del mundo lo han demostrado, creo que es un escenario en el que nos tenemos que juntar, si no queremos que la muerte siga acabando con pueblos y democracias.

Sistema de abastecimiento alimentario

Tres. El abastecimiento alimentario. Si el hambre está en nuestras tierras, si va a crecer, saquemos alimentos de ser mercancías, construyamos un sistema de abastecimiento alimentario que llegue allí donde está el hambre.

¿Quién va a decir que América Latina no tiene un potencial de producción alimenticia?

¿Por qué entonces hay muertos de hambre en nuestras tierras? ¿Tenemos que esperar que el mercado mundial libre lleve el alimento al pobre?

Nosotros sabemos que eso no va a pasar. Allá los supermercados de Colombia están llenos de alimentos, pero la gente se está muriendo de hambre en La Guajira.

El maíz de América, el eje fundador de las economías precolombinas, la soya, los fertilizantes, los instrumentos estratégicos de la producción alimenticia y de la nutrición, deberían ser parte de un esfuerzo latinoamericano que garantizara que fuera del mercado, productos de alimentos y nutrientes producidos en nuestras tierras, pudieran llegar a la gente que no puede comprar.

Cuatro. El Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Yo soy Presidente gracias a ese sistema. Un grupo de liberales, presidentes por allá en los años 70, construyó el Tratado Americano de Derechos Humanos en la convención. A partir de ese tratado lo que vinieron fueron dictaduras y guerras revolucionarias por la muerte y el asesinato de Salvador Allende. Treinta años pasaron y volvió el intento de construir una democracia.

¿Por qué no fortalecemos el Sistema Interamericano de Derechos Humanos?

De esa carta de derechos liberales que hay que mantener, la ampliamos hacia los derechos ambientales, de la mujer y colectivos, de última generación. Y por qué no fortalecemos su poder judicial. La Comisión y la Corte de Derechos Humanos han invitado a Venezuela a reingresar a ese sistema.

¿Por qué tenemos que seguir manteniendo violaciones del Sistema Interamericano, a pesar de que nuestros gobiernos firmaron en el pasado el tratado? ¿Por qué tienen que haber golpes parlamentarios y violentos? ¿Por qué presidentes elegidos popularmente, hoy están presos, cuando deberían estar en esta mesa? ¿Por qué se le vulneran, a partir de autoridades administrativas e incluso parlamentarias, los derechos políticos a cualquier ciudadano o ciudadana, cuando la carta que firmamos todos en 1972 no permite que se le violen los derechos políticos a ningún ciudadano o ciudadana si no es por sentencia de juez penal?

Estamos aguantando la violación de ese sistema y es hora de que el Sistema Interamericano puesto al orden del siglo XXI más poderoso, permita que aquí haya un acto democrático, en donde las derechas y las izquierdas no crean que cuando llegan al poder es para eliminar a su contrincante físicamente. Lo dice el Presidente colombiano, que ha visto morir en su tierra a miles de militantes de la izquierda colombiana, asesinados.

Aquí tiene que haber un pacto democrático como se propuso en 1972. Si llegamos al poder desde las izquierdas, no es para encarcelar derechas. En América Latina no tiene que haber un solo preso político. Si llegan las derechas al poder, no es para matar a las izquierdas. No es sino la convivencia y la pluralidad ideológica la que nos permite sostenernos en paz en la región que ha visto las peores dictaduras y que ha sufrido las guerras de la revolución.

Y, finalmente, termino hablando de tres temas que esta conferencia ya ha abordado y debe abordar: la salud.

¿Cómo nos defendemos de los poderes monopólicos de unas empresas que usan la medicina como un factor de poder y de enriquecimiento mientras mueren millones de personas? Tenemos que juntarnos. La propuesta de México es importante y la sustentamos. Tenemos que tener un organismo común que nos defienda de la codicia alrededor de la medicina. Que pueda llevar la medicina que se necesita al que la necesita, a la que la necesita.

La propuesta mexicana de una agencia aeroespacial latinoamericana, indudablemente, estando en la línea del Ecuador, muchos de nosotros, tenemos que usar la medicina en función de que esa industria aeroespacial le pueda servir a nuestros pueblos, que podamos meternos en ese camino que otros países ya han transcurrido y que nosotros lo hagamos.

Y, finalmente, los trenes. ¿Por el Pacífico no se puede juntar toda la región Andina hasta llegar al Atlántico? El viejo sueño del Canal de Panamá, pero visto en trenes.

¿Es que nuestras ciudades más poderosas del lado del Pacífico no se pueden integrar por los desiertos, a través de un tren que junte nuestras principales ciudades y por territorio colombiano y venezolano hasta llegar al Atlántico?

¿Bolivia no tendría una posibilidad allí, cuando no tiene mar? ¿No tendría una posibilidad de ligarse tanto al océano Pacifico como al Atlántico, es decir al mundo, si adelantáramos este proyecto?

Yo creo que el tema de los trenes está en el camino adecuado, porque no es la imitación de la gran autopista norteamericana, que usa una movilidad intensiva en combustibles fósiles, lo que nos va a salvar ahora en el siglo XXI.

Destruimos nuestros trenes, ahora hay que reconstruirlos. La red férrea que se propone también tiene un eje troncal, que es el Pacífico, que puede ir desde Santiago de Chile o más al sur, hasta el caribe colombiano y el caribe venezolano. Ese sería uno de los grandes esfuerzos de integración de nuestras culturas, de nuestros pueblos y de nuestro comercio.

Muchas gracias.

(Fin/gbf/epr/agp/dlg/mgg/mha)