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Discurso

Palabras del Presidente Gustavo Petro en el espacio de conversación ampliada para la concertación del Proyecto del Canal del Dique

Foto: Presidencia de la República

Presidente Gustavo Petro en el espacio de conversación ampliada para la concertación del Proyecto del Canal del Dique

Santa Lucia, Atlántico, 8 de septiembre de 2022

Nosotros venimos a oír en prime​r lugar; por tanto, no debe esperarse que tengamos en este momento una decisión tomada. Como todos ustedes, hemos visto las afugias del proyecto, lo que ha pasado antes de posesionarnos, casi que inmediatamente antes, y ahora, tenemos que ver ese proyecto que no tiene que ver con las inundaciones de hoy, sino con la prevención hacia el mañana. 

Lo tenemos que ver en todos sus matices; y en esto yo les presentaría el informe del IDEAM —no vino la funcionaria— el IDEAM lo que pronostica es que este mes, octubre, noviembre y diciembre, son meses de intensidad de lluvias; que, conjugado con el hecho de que los meses anteriores en realidad han sido también de lluvias, e incluso desde el año pasado, nos arroja una situación —en palabras de la funcionaria del IDEAM— peor que la del 2010.

Es decir, si en el 2010 todos vivimos esa época difícil, hizo gastar billones de pesos al presupuesto, aprobados por el Congreso en una tragedia de inundaciones casi por toda Colombia, lo que dice el IDEAM es que tenemos una situación peor. 

Y cuando hablamos de peor tenemos, entonces, que aclarar un concepto que debe estar como una marca en el cerebro de cada colombiano, de cada colombiana: es que estamos viviendo la crisis climática, los comienzos de la crisis climática.

Mucho hemos hablado, pero la gente a veces piensa que esto sucede en China y no en Colombia; y los modelos de los científicos dicen que lo sufriremos, incluso, primero en Colombia por nuestra vulnerabilidad.

¿Qué significa eso de la crisis climática? Que las condiciones del clima serán cada vez más agudas, mucho más que los peores episodios vividos en el pasado, tanto en cosas, como momentos de lluvias e inundaciones, como en momentos de sequías y de falta, precisamente, de agua en los territorios; los principales ríos de Europa hoy, de China hoy y de Estados Unidos hoy, en este momento, no están como este canal, están secos. Allá viven lo contrario de lo que estamos viviendo aquí, acaban de vivir cómo se quema media Europa por el calor y la sequía.

Sea lo uno o sea lo otro, trae aparejadas unas circunstancias que se llaman, hambre. Y sí a eso se le suma la crisis económica mundial; si a eso se le suma la guerra (en Ucrania), que dispara el precio de los fertilizantes, entonces tenemos la tormenta perfecta, y el resultado de esa tormenta perfecta se llama ‘hambre’. 

Claro que lo he pensado. ¿No es el momento acaso de una emergencia? Los congresistas podrán opinar, los medios de comunicación a nivel nacional, la sociedad toda, pero si vamos a vivir un episodio peor que el 2010, en términos de clima, entonces necesariamente el país tiene que entrar en una emergencia económica.

El problema es que acabamos de salir de otra. Y ese es el drama de los gobiernos contemporáneos, vivimos el covid —se expidió una emergencia, creo que varias, no recuerdo bien las fechas— se prorrogaba, tres emergencias económicas, el covid dejó lo que dejó y no acabamos de salir, porque aún el virus está por ahí y ya entramos a otra de tipo climático. 

Ambas tienen el mismo origen, y lado y lado, a través de la ciencia, el origen último es que estamos, cada vez, arrojando más gases derivados del petróleo y del carbón a la atmósfera, que calientan el planeta y al calentarlo, cambian completamente los ciclos del clima, agudizando, porque más masas del océano se evaporan por el calor y se transforman en estas lluvias e inundaciones; porque el calor evapora ríos enteros, deshiela bloques de carácter planetario en los polos, eleva el nivel del mar. A veces eso parece un cuento de Hollywood; elevar el nivel del mar significa que el agua salada entra cada vez más adentro del Canal del Dique, por ejemplo; entre otras razones. 

Hay múltiples circunstancias que nos van llenando de virus, porque estos virus no es que los cree, los crea el cambio climático, si no que cambia la rutina de la vida; los murciélagos que los portan cambian las rutas, porque han cambiado los pisos térmicos de las frutas, de los murciélagos, y entran en contacto con nosotros por azar, y nos vamos llenando de virus. Lo que dice la ciencia es que podríamos extinguirnos como especie en dos siglos. 

Ahora, nosotros no podemos, como colombianos y colombianas, detener la crisis climática, porque sólo lo pueden hacer aquellos países que más emiten los gases efecto invernadero; es decir, más usan el carbón, el petróleo y el gas. 

Temas de importancia mundial porque nos estamos jugando el pellejo, literalmente, el nuestro, el de nuestros hijos, el de nuestros nietos. Si ya llevamos estos tres años viviendo como hemos vivido, encerrados, en un hospital, temerosos, viendo morir gente, incluso cercanos, cuántos no hemos visto; encerrados, detenida la economía y ya venimos a otra crisis, de otro tipo, pero con la misma causa, pues imagínense cómo vivirán nuestros hijos, si no logramos detener este que es el principal problema de la humanidad.

Cómo lo dijo bien el papa Francisco, ellos vivirán peor, y nuestros nietos peor; luego tocó hacer cambios, indudables. 

Uno de esos cambios que sí nos corresponde a nosotros, se llama técnicamente ‘adaptación al cambio climático’, es decir que, dado que, las cosas empeorarán en términos del clima, entonces cómo nos organizamos para que no nos hagan daño.

Y ahí el tema que nos convoca en esta reunión: Cómo nos organizamos para minimizar el daño, mitigar el daño, mitigar el riesgo. 

Entonces, yo dejo algunos interrogantes que William (Camargo, director de la ANI) me ayudará a resolver en pocas horas una vez terminada esta reunión, y después de haber escuchado a varios de ustedes con ideas diferentes en torno a este problema, que entiendo que son diferentes porque no es fácil. 

Por ejemplo, si ya en el 2010 había un plan que se fue realizando poco a poco, se invirtieron $1,2 billones, en muros, en cosas, ahí tenemos todo el desarrollo de las obras. Entonces ¿por qué estamos otra vez igual? Es una pregunta que tenemos que hacernos, lo dije en La Mojana, en La Mojana, ahí está la Gobernadora, como se dice, reemplazante, encargada. 

En La Mojana hay el planteamiento de una obra más o menos similar, con esclusas, con unas compuertas de cemento, de concreto, etcétera, a lo largo de un gran largometraje, eso vale otros billones de pesos. 

Hoy La Mojana está inundada. En el año 2010, que se inundó también, entonces se dijo que había que hacer un gran jarillón, derecho, recto, sin esclusas, y se hizo. Y en una de esas vueltas del jarillón, en 90 grados, en un sitio que se llama ‘Caregato’, Bolívar, pues claro, el agua va cada vez con más fuerza y al estrellarse contra el jarillón, porque tiene que voltear en 90 grados, rompió el jarillón.

Y hoy está inundada La Mojana, ¿cuánto dinero se invirtió en el jarillón? Y estamos en lo mismo, estamos en lo mismo. 

Y entonces mi pregunta es ¿y ahora no sucederá lo mismo? Porque ahora, claro, se entiende por la afugia de los tiempos, de estar viviendo aquí al lado del agua; se entiende el que terminemos como cuando se le reza a la Virgen, “no es que esta obra sí es la solución”; y resulta que por lo menos las que se propusieron en el año 2010 con igual esperanza y se financiaron y se hicieron, no sirvieron, porque hoy estamos otra vez en la misma.

Y ahí hay un elemento técnico William, que quiero que tenga en consideración, y es que, si la crisis climática lo que nos propone es escenarios cada vez más difíciles —no vividos antes— si una obra de ingeniería se hace es con los episodios anteriores, no es segura, porque los episodios anteriores van a ser superados hace adelante.

Y este es un tema que creo está detrás del proyecto del Canal del Dique, como un presupuesto; y es que se hizo sobre la base de modelos del pasado, o sea, hasta donde llegó el agua en el pasado, pero no está previendo que, cada vez, será peor, y que por tanto la obra tiene que ser de otro tipo. Pregunta, ¡ojo! Yo aquí no estoy pontificando, no; estamos es en la discusión previa de una decisión que tiene que ser rápida, obviamente.

Segunda pregunta respecto, y también cojo de ejemplo La Mojana. Entonces, llego a La Mojana, nos tocó ponernos las botas, todo está inundado. Los campesinos no siembran desde hace un año, porque el problema es largo en el tiempo, no es un evento de una inundación que pasó en dos meses; apenas llegó el agua el año pasado y ya han intentado tapar el ‘Caregato’ y cada vez hay más fuerza en el río.

No se puede tapar ‘Caregato’ en plena temporada invernal. Todavía tenemos el problema de Hidroituango un poco más allá, que es como una espada de Damocles ahí lista, porque el embalse está lleno y el embalse no tiene sifón. Ese es el problema de Hidroituango; todos los embalses tenían un sifón, y a este se le daño el sifón. Y entonces está saliendo el agua es por arriba. 

Y entonces hay una potencialidad peligrosa ahora, porque indudablemente el río Cauca cada vez lleva más fuerza, más agua, con mercurio, además.

Entonces, ahí en La Mojana, hice una pregunta. El Gobernador soltó un dato que usé para hacer una pregunta: “bueno, ¿y cómo es la tenencia de la tierra en La Mojana?, ¿Cuántos son propietarios?, ¿De qué extensiones?” Para hacer una obra de billones de pesos del erario público que va a beneficiar, si la obra está bien planteada.

Ahora se dice, no hay que hacer un jarillón, sino que se les olvidó a los que hicieron el jarillón, abrir los espacios para inundar de nuevo los canales, los caños que había antes, que habían tapado los terratenientes, pensando que el agua es el enemigo y que tener la tierra sin el agua es el gran amigo; una visión feudal.

Entonces preguntamos, a ver si recuerdo (Javier) Pava (director de la UNGRD): el 10% de los propietarios de tierras de La Mojana es dueño de entre el 70 y el 80% de la tierra. Y, entonces, si yo hago una obra con el Estado, con el dinero público ¿a quién beneficio? En primerísimo lugar al 10% de los propietarios de tierra de La Mojana; ellos les arriendan la tierra a los campesinos, los propietarios están en Sincelejo, los campesinos están bajo el agua.

Si hago la obra, los campesinos no son los dueños de la tierra, estoy valorizándole la tierra a un grupo pequeño, en número, de grandes terratenientes.

Y entonces yo haría la misma pregunta aquí, a lo largo, como dicen de la bioregión, en todo el recorrido, ¿Quiénes son los propietarios de la tierra? Porque si no, estamos repitiendo la historia de La Mojana; y este es solo un aspecto.

Porque si no, estamos repitiendo la historia de La Mojana, estamos repitiendo la historia de la Mojana, y este es solo un aspecto.

Entonces aquí hay que hacer un pacto, porque si salimos de una emergencia económica, que lo que hizo fue tramitar un endeudamiento grande del Estado para resolver los problemas sociales que dejaba el covid-19, medio, medio se logró. Lo que tenemos ahora es más hambre, o sea que se logró a medias, porque creció el hambre en Colombia.

Esa crisis fiscal es más grave incluso que lo que la prensa dijo. Y voy a ponerlo en palabras un poco técnicas –me disculpan– para la prensa. El déficit fiscal no es de 5,6, es del 8%.

¿Eso qué es? Que los ingresos del Estado están 8% respecto a toda la economía nacional por debajo de lo que gasta. 

El 8% de la economía nacional en valor es el hueco, vale el hueco entre unos ingresos menores del Estado sobre lo que gasta. 8 puntos. Esos son más o menos 80 billones de pesos. Más o menos. 

Esta obra vale 3,2. O sea, financiar esta obra va en contravía, digamos, de cerrar el hueco por donde está entrando el agua de la crisis fiscal del Estado colombiano. 80 billones. 

Pero es más problemático aun y hay que discutirlo públicamente.

Casi la mitad de ese déficit tiene que ver con una política hecha hace varios años, por medio de la cual Ecopetrol para hacer la gasolina, les compra a los extractores de petróleo de Colombia al precio internacional del petróleo. Y por tanto la gasolina se produce con una base de costos que es precio el internacional del petróleo.

Hoy ese precio está en 100, por ahí. El costo de producir nuestro petróleo es 28 dólares el barril. Pero no pagamos 28, ni 30, ni 32, ni una ganancia razonable, si no que para hacer la gasolina estamos pagando es 100 dólares el barril. 

Así se hace el precio de la gasolina. Y se estableció un fondo de compensación. El gobierno de Duque dejó –no voy a hablar mucho de él– que, en la medida que subía el precio del petróleo, de subir el precio de la gasolina al consumidor.

Y se fue acumulando el hueco, de tal manera que ese hueco vale hoy casi 40 billones de pesos, es decir, la mitad del presupuesto nacional, la mitad del déficit nacional, el presupuesto nacional.

¿Cómo corregimos, si ya viene otra crisis? ¿Cómo tenemos una potencia para defendernos de la crisis que ya está encima de nosotros? 

Está en ese cielo, se llama agua, que implica una serie de obras como muchas de las que aquí se ha hablado, pero en todo el país. Y un poco de gente con más hambre que la que había hace dos meses. 

Y el hambre se llena con comida, se quita con comida, y la comida vale. 

¿Cómo logramos pasar de la crisis del covid, que nos dejó en una crisis fiscal, a asumir la crisis que nos va a dejar el cambio del clima en este mes y los próximos que vamos a vivir? 

Pues hay que tomar decisiones. Que no van a ser fáciles y si no le van a gustar a muchos. Pero hay que tomar decisiones, porque lo primero que solucionar es que la gente no tenga hambre. Eso es lo primero.

En La Mojana tomamos unas medidas concretas. Para el presente para ya. No es el de los proyectos de medio y largo plazo. Donde haya terrenos de la SAE, reubicación permanente.

Esas son las directrices que le dimos al ingeniero Pava. En donde haya terrenos donde la gente pueda vivir en reubicación permanente, sea en ciudades, si están afectadas, sea en el mundo rural, comprar las tierras, para que la gente pueda hacer reubicación permanente.

No es posible, no es solución si una persona sufrió la inundación año 2010 en su lote de tierra y otra vez está inundado. Entonces no hubo solución, así de simple; no hubo solución.

Parte de las soluciones tienen que ver con la reubicación. Cuando se habla de una ciudad, eso implica una reforma urbana; cuando se habla del mundo rural eso implica una reforma agraria. 

Y quiero que miremos este aspecto.

Si nosotros nos queremos adaptar con eficacia a la crisis climática, y por tanto defendernos en el primer nivel, que es la vida, tenemos que hacer el mapa de riesgo de cada municipio, y dentro de ese mapa de riesgo no puede vivir nadie, tiene que reubicarse. 

Pero no reubicarse para vivir peor, sino reubicarse para vivir mejor.

Es decir, que, si se habían llevado los campesinos arrinconados en un playón, con el peligro de la inundación, ahora los campesinos deben tener tierras igual, o más fértiles, pero sin el peligro de una inundación.

Esos planes en cada municipio varían. Por eso hemos solicitado que en cada municipio se instale un comité de crisis climática, y hay que llamarlo así, porque eso es la realidad de lo que estamos viviendo, con participación de la ciudadanía, para que las diversas visiones se puedan recoger en un plan de adaptación a la crisis climática en el municipio.

Que yo creo implica, en grados donde el riesgo es altísimo, reubicaciones permanentes. Que yo creo…

Bueno, esa frase vamos a contestarla, porque es bueno porque está en la mente de cada persona, y es precisamente lo que nos hizo fracasar en el año 2010.

La mente en el sentido común dice: yo no me quiero reubicar porque yo nací aquí, porque yo viví aquí. Porque es difícil tomar esa decisión, que equivale a una especie de desplazamiento climático.

Y entonces se ve una solución fácil: levanten el muro.

¿Dónde está el muro de Leticia (Amazonas), Pava? ¿Dónde está el muro que se levantó en el 2010 para salvar los barrios de Leticia y Amazonas? 

No está, no porque se hubieran robado la plata.  El agua se llevó el muro.

¿Por qué el agua se llevó el muro? Porque cada vez hay más agua, tiene más fuerza, en determinados momentos. Porque los cálculos ingenieriles siempre se quedan pequeños ante la fuerza de la naturaleza. Porque la naturaleza es más fuerte que nosotros. Porque ningún ingeniero puede contener el agua, cuando el agua crece.

Y porque lo que tenemos como crisis climática es que precisamente en determinados momentos, que no escogemos nosotros, el agua crece más que nunca en el pasado.

Por eso lo que tenemos que ver es cómo nos adaptamos a la crisis climática. La reforma agraria es una solución. Porque igual que en La Mojana, la mayor parte de la tierra de La Mojana no está inundada, pero están las vacas.

Si ustedes van por encima de La Mojana en un helicóptero, en alguna forma, lo que encuentran es esta triste realidad. Las vacas están en el terreno seco y la gente está en el agua.

Eso es lo que se llama la injusticia social, y eso es lo que hay que devolver en un proceso de adaptación de la crisis climática.

No es posible que la vaca esté en el terreno seco, propiedad un pequeño ganadero, y la gente esté debajo del agua durante un año entero sin poder cultivar. 

En La Mojana hicimos una propuesta acerca de los proyectos de mediano plazo, que ya no nos van a resolver esta situación de hoy.

Si la tenencia de la tierra es desigual y una obra del Estado va a beneficiar a los poseedores de la tierra, impidiendo que se inunden esas tierras X años hacia adelante ¿por qué no podemos cobrar valorización a las propiedades de más de 300 hectáreas?

¿Y por qué en vez de cobrarles en dinero valorización, no pedimos, que eso que va a pagar en dinero, es como un impuesto de valorización, nos lo pague en tierras?

¿Y por qué entonces no llevamos esas tierras a que sean propiedad de los campesinos y de las campesinas, empezando por las campesinas?

Así se puede reubicar la gente. Entregándole tierra fértil a la mujer campesina.

Vamos a poner este ejemplo del Canal del Dique.

Según el proyecto, que vamos a revisar bien, se beneficia la bahía de Cartagena, es uno de sus objetivos; incluso las Islas coralinas.

Si se beneficia la bahía de Cartagena y el sedimento no llega allá, gracias a la obra pública ¿por qué no se cobra valorización en la bahía de Cartagena? 

Es lo que dice la ley. Lo que pasa es que no se hace porque ha existido una mentalidad en donde se cree que el dinero público debe enriquecer al que ya es rico, sin compensación.

Esa compensación, que es disminuir el costo de la obra para el Estado, porque recibimos algo que es tierra, se vuelve justicia social a lo largo del territorio, se vuelve más tierra para el campesinado. 

Ambos, el gran poseedor de tierras y en la familia campesina se benefician. Porque el gran poseedor de tierras, así haya achicado un poco su tierra, pagándolo como pago por valorización, tiene una tierra más productiva porque no se está inundando, hasta que el proyecto garantice que nuevas oleadas de crisis climática, si es que no somos capaces de detener la crisis como humanidad, terminen otra vez destruyéndolo, como acaba de pasar con las obras que se hicieron en el Canal del Dique, en el 2010, y con las obras que se hicieron en La Mojana en el año 2010.

Entonces son elementos.

Aquí entonces tenemos dos frentes. Uno el inmediato. Alistar las políticas de mitigación del hambre, alisar un mapa de riesgo del Canal del Dique; en las zonas de altísimo riesgo solicitarles voluntariamente a las familias reubicación; tener el comité de crisis climática actuando de manera inmediata, y estar vigilantes.

Tener los recursos –y en esto quizás el Congreso nos tenga que ayudar, más por apoyo político–, tener los recursos que nos permitan mitigar el hambre de las comunidades y sus necesidades básicas en los próximos tres meses que vamos a vivir, que van a ser duros en toda Colombia, pero que tenemos al menos que garantizar la vida y la dignidad de la vida.

Y paralelamente el otro frente, que nos da un poco de tiempo, que es discutir en un Diálogo Regional, y en la región es el Canal del Dique todo, la bioregión. Qué queremos hacer con este territorio, qué zonas son las que tenemos que dejar para que sea amortiguación acuífera y tengamos agua para la sequía. Qué zonas y qué tipo de proyecto es el que tenemos que hacer para que no pierda el pescador, para que no pierda la naturaleza, para que podamos convivir en la región, y cómo se financia el proyecto, de tal manera que una parte, la parte más beneficiada del proyecto, por su propiedad sobre la tierra, pueda ayudarnos a financiarla, y no les pedimos dinero; solo les pedimos lo que equivale en tierras, para construir más justicia social, desde el punto de vista de la economía, en todo el Canal del Dique.

Esas son las propuestas que dejamos, temas para discutir. 

En Manizales, en una reunión de estas, se abrió una enorme discusión. Que, si lo prioritario es el aeropuerto de Manizales, o es elevar la calidad de las universidades públicas en Manizales. 

Pues aquí abrimos otra discusión. La obra de ingeniería, valga 3 billones, valga 4 billones, es una obra que se puede cobrar con valorización, y los concesionarios de las Islas del Rosario, y los habitantes de la bahía de Cartagena y los grandes poseedores de tierras a lo largo del Canal del Dique, están invitados, porque se benefician, porque ganan, ayudarlos a financiar esta obra, que es tan necesaria. 

Gracias, muy amables.

(Fin/ndc/mgm/epr/cfac/gta)


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