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Discurso

Palabras del Presidente Gustavo Petro en posesión de Secretario de Transparencia, Consejero para la Información Prensa, Presidente de la SAE, directores de la UIAF y la ESAP y superintendentes de Notariado y Registro y Subsidio Familiar

Foto: Presidencia de la República

Presidente Gustavo Petro durante la posesión de funcionarios del Gobierno Nacional

Bogotá, 1° de septiembre de 2022.

Esta vez si ya no tengo casi mucha voz para expresarme, después del Consejo de Seguridad de Bogotá, anoche.

Entonces voy a ahorrar un poco el protocolo a todas, todos ustedes familiares de las personas que se posesionan, medios, funcionarios del Gobierno.

Pues aquí va otro contingente. Aquí sí se puede hablar de contingente por la importancia de muchos de los cargos, que a veces no son propiamente los de mayor publicidad, de estelaridad mediática, pero que son absolutamente claves dentro de la política pública que estamos implementando a partir del programa de gobierno votado.

Y esa importancia estratégica es la que puede permitir o no, incluso el desenvolvimiento de muchas tareas muy concretas que nos hemos propuesto.

Parte de la comunidad de inteligencia que tiene que desplegar la prioridad de su accionar, como lo dije ayer, frente al lavado de activos y frente a la corrupción, muchas veces van juntas, es la misma palabra. ¨

Para poder lavar activos en Colombia, en gran proporción, se necesita de la corrupción pública.

Es a partir de esa simbiosis entre lavado de activos y corrupción, tema poco analizado, que, por ejemplo, entra la mayor parte del contrabando al país de confecciones, zapatos y otros, casi qué bajo la vigilancia estatal, no para detenerla, sino para que continúe su camino.

Muchas de las circunstancias que vemos a diario, de luchas en territorios, con armas, muertos, confrontaciones por el territorio alrededor de una serie de negocios ilícitos, la cocaína y el oro, fundamentalmente, entre varios, al final tienen como una especie de almendrón, de eje central, de columna vertebral, y es que ese tipo de circunstancias de economías ilícitas necesita volverse dinero –la economía política diría realizarse–, transformarse en dinero.

La cocaína y el oro se tienen que transformar en pesos, no cualquier dinero; una determinada forma del dinero, que es peso colombiano, para que tenga sentido la actividad.

Y esa transformación de esas mercancías, hoy ilícitas, en dinero denominado en pesos colombianos, solo se puede hacer a partir de –en gran escala– utilizaciones mismas del Estado.

Y esta economía política del narcotráfico ha sido poco perseguida en el país. Esa fase que los economistas clásicos llamarían de circulación, de realización, literalmente…

Esa fase que los economistas clásicos llamarían de circulación, de realización, literalmente no es perseguida, y por una razón fundamental: porque la hace gente poderosa, urbana, vestidos de corbata; muy elegantes ellos, muy elegantes ellas si son mujeres.

No son propiamente los que vemos en las fotos en la televisión, de camuflados y con fusiles y con rostros campesinos, muchas veces afros, a veces indígenas; dados de baja, como decían antes, o capturados todos los días bajo diversos alias. Y que ante la opinión pública se van configurando como si fueran el verdadero eje del narcotráfico –así se llenen las cárceles–, sino que no se muestra la verdadera fase de la valorización del narcotráfico que se hace en estas ciudades. No en el Chocó, no el Cauca, no en Tumaco, no en el Catatumbo; se da aquí en la carrera 7ª, se da en el norte de Bogotá, se da en los bancos, se da a través de la compra de mercaderías al por mayor y al por menor en las grandes ciudades.

Se camufla en el comercio, viene en contenedores; no van los alijos escondidos en una lancha, vienen en buques enormes y vienen en contenedores con sello oficial.

Y así se realiza, en términos de la economía política, las mercancías denominadas cocaína y oro ilícito. Y van a parar a los verdaderos dueños del narcotráfico.

Entonces, perseguir allí el narcotráfico es mucho más eficaz si quisiéramos hacer la paz.

Obviamente, puede el vecino caer. No es el campesino el que recibe la fumigación; es el poderoso el que puede terminar en la cárcel.

Y por eso, en estos gobiernos se han prestado, digamos, para darle más peso a bombardear al campesino que a coger al poderoso, que realmente vuelve dinero lo que en un inicio es la cocaína y el oro ilícito.

Descubrir eso es una actividad que no implica un Ejército en realidad, no implica una Armada. Implica inteligencia cerebral, no fusiles.

Esa inteligencia puede estar en la Fuerza Pública, pero también en otros organismos, y aquí hay varios de ellos que van a tener que asumir esa tarea de inteligencia con otro tipo de organismos. De tal manera que ahí se cifra buena parte de una lucha contra el narcotráfico más eficaz y, yo llamaría más eficaz en términos de poder conseguir la paz. La eficacia de esa lucha es conseguir la paz.

Bienes en extinción de dominio: 22 billones

Aquí también se va a configurar la posibilidad de que los bienes en extinción de dominio de los narcotraficantes, en su doble faceta, los ya extinguidos y en los procesos de extinción, pasen a la economía popular.

Ahora sí va a haber argumentos en contra. Cuando pasaban a los amigos de los senadores, no había argumentos en contra. Cuando pasaban a los senadores mismos no había argumentos en contra. Cuando pasaban a los testaferros del narcotráfico o del narcotraficante que había perdido esos bienes en manos del proceso judicial, pero que los recupera vía la administración estatal, no había argumentos en contra.

Pero ahora que se los vamos a entregar a los campesinos, a las asociaciones de mujeres, a la posibilidad de sedes universitarias, a las cooperativas de jóvenes, para producir, ahí sí van a surgir los argumentos en contra.

Y aquí voy a necesitar de mucha valentía, porque se trata que cerca de 22 billones de pesos pasen a la economía popular en forma de arriendo.

Se inventaron algo, precisamente, para dificultar este proceso y es que, en forma de arriendo, la gente que arrienda no pueda hacer inversiones. Un surco sería una inversión para sembrar papa y por allí, como es tradicional en Colombia, se podrían sacar las excusas jurídicas para que esa tierra, que de otra manera si podría estar en manos de anillos de corrupción, no pase el campesinado.

Como mi experiencia en Bogotá Humana me lo enseñó, hay que ponerle el pecho a la brisa y hay que lograr que los bienes conseguidos ilícitamente pasen a la gente del pueblo colombiano.

No es cualquier cantidad; son 22 billones de pesos, más o menos, valorados.

Reforma agraria  y crisis climática

Entonces ahí está el inicio en estos tres meses de la reforma agraria; no está la reforma agraria porque al cabo de estos tres meses ya no debe haber más bienes en la SAE que no estén en manos del campesinado, usufructuándolo para la producción.

Y la reforma agraria es mucho más amplia, tiene que ver con 6 millones de hectáreas.

Ahí los predios rurales que estén en zonas de emergencia climática y cada vez los vamos a ver más y más, porque ya se acabó la tregua; la tregua solo estuvo fue para que pudiéramos posicionarnos, pero ahora si viene la verdad de la verdad en todo el país, entonces muchos de esos lotes cercanos a esas zonas deben ser ya opciones de mitigación del riesgo a partir de reubicación permanente de las personas que hoy están en riesgo climático en el mundo rural.

Hay una serie de predios que ya pueden ser sedes universitarias, si diseñamos las sedes, etcétera.

Los nuevos funcionarios

Entonces un tema como estos está aquí en la posesión de los nuevos funcionarios.

No es nada, digamos, no es nada nuevo decir que mucha de esta opción en donde una mercancía ilícita, como la cocaína y el oro, se transforma en dinero, para volverse otras mercancías lícitas como predios, que tiene que ver con lo que estamos hablando, pues pasa a través de las notarías.

Y entonces aquí estamos nombrando la persona que debe vigilar las notarías, que esto nunca más vuelva a suceder.

Aquí también se están posesionando las personas que van a preparar la generación de cuadros que va a integrar; cuadros me refiero a personas con capacidades altas, excúsenme el lenguaje, los cuadros del Estado colombiano.

No son los cuadros que colgamos; son las personas que se preparan para dirigir una actividad de manera integral. Es decir, que no solamente sepan de temas específicos, sino de los mismos contextos en que los debates de la acción pública se están haciendo en todo el mundo.

La ESAP (Escuela Superior de Administración Pública) –y yo soy estudiante de la ESAP, fui estudiante de la ESAP; me especialicé ahí y nunca cogí el grado de Administración Pública– le enseñaba a uno lo que aprendí después en la práctica, no sabía.

Qué es la ley, qué dice tal ley, cuál es el número de la ley, etcétera; cómo funciona la Constitución, etcétera; cómo funciona el Estado a través de una serie de normas.

Pero el funcionario público tiene que estar en la capacidad de no simplemente ser un repetidor de la norma, de ajustar determinada actividad administrativa, las normas preexistentes como dice (Max) Weber, sino que tiene que tener la capacidad –le dicen holística– de comprender qué es lo que pasa en el mundo, para ver si esa acción pública que está tratando de adaptar a una norma preexistente, realmente es pertinente y es eficaz.

Y esto no tiene que ver con Weber, esto tiene que ver con lo que yo defino con la palabra cuadro, es decir, una persona que logra integralidad en su pensamiento y no simplemente se fragmenta de tal manera que se vuelve es un autómata burocrático que pone firmas. Y las palabras son las mismas que están en las normas.

La ESAP tiene que preparar ese tipo de personas, hombres y mujeres que, en el mañana, estarán aquí llenando todas las oficinas públicas regionales, municipales, nacionales. Y que tienen que ver esa nueva mentalidad.

Por ejemplo, un tema como la crisis climática. Dónde se estudia eso en Colombia en el entorno de los administradores públicos.

Temas que hoy conmocionan al mundo, que deberían ser parte del aprendizaje de cualquier persona que aspire a ser parte del Estado, estudiando en la Escuela Superior de Administración Pública.

Es decir, la Escuela de Administración Pública tiene que ser superior.

Al estilo francés, allí tiene que educarse una élite administrativa, con profundos principios democráticos y holísticos; no simplemente robots autómatas que repiten leyes y que en general, cuando vienen aquí la definición de políticas públicas, terminan diciendo no, porque no entienden lo qué está pasando en el mundo.

Bueno, y la transparencia ni qué hablar, y la necesidad de comunicar ni qué decir.

A mí siempre me dicen que soy un mal comunicador. Pero aquí llegamos, ahora hay que comunicar bien lo que queremos, ¿cierto?

Esa es la responsabilidad también en este equipo, de este equipo, que se posesionan.

Vamos a poner ejemplos. Ayer dije Bogotá es la capital menos violenta de Colombia.

¿Verdad o mentira?

Hoy los comentarios mediáticos no son si son verdad o es mentira, sino que cómo se me ocurrió decir eso.

Bueno, Bogotá es la capital menos violenta de Colombia. ¿Por qué? Porque se mide por tasa de homicidios la violencia y Bogotá tiene la tasa de homicidios más baja de todas las capitales de Colombia.

¡Ah! Que es que eso choca con la visión que estamos generando en donde lo que aparece son muertos y muertos y muertos…

¿Petro está diciendo que no hay muertos?

No, yo nunca he dicho que no hay muertos, no he dicho que no haya homicidios. He dicho que es la tasa más baja de todas las capitales de Colombia.

Claro, choca con la intención de una matriz de opinión, mostrar que el país está cayendo en una violencia, que el Gobierno no tiene forma de controlarla.

Pero si medimos por tasa de homicidios, que no hace la estadística el Gobierno sino una entidad independiente del Poder Judicial, pues entonces lo que tenemos es que las tasas de homicidio están bajando y que la ciudad de Bogotá ha alcanzado un punto en donde está ‘a esto’ de salir del estándar internacional que califica si las ciudades son violentas o no son violentas, que es el famoso 10 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Bogotá está en 12, quizá llegue a 11 a final de este año. Ya veremos, es decir está ‘a esto’.

Ahora, por qué ese éxito, que no se quisiera decir, ese éxito es porque la ciudad lleva 30 años invirtiendo su presupuesto en educación pública, en inclusión social, en gastar en los más pobres, año tras año, 30 años seguidos. Y como nos habían acostumbrado que la seguridad se alcanza es disparando metralletas y haciendo cárceles, entonces nos parece un exabrupto que un Presidente diga que Bogotá ha alcanzado la cifra más baja de violencia de su historia, desde el 93 a la fecha, y que es la ciudad menos violenta de las capitales del país, sin hacer una cárcel, sin aumentar el pie de fuerza. Simplemente invirtiendo en educación pública y en los pobres.

Es otro modelo de seguridad.

Algunos otros quisieron que el modelo de seguridad siguiera consistiendo en disparar, disparar y disparar. Aquí lo que hemos hecho es educar, educar y educar.

Los resultados saltan a la vista. Bogotá está a punto de bajar de 10 asesinatos por 100.000 habitantes; nueve veces menos que los que sucedían en 1993 y ad portas de ser considerada una ciudad pacífica. Oigan eso, la capital de Colombia.

Entonces esa comunicación, poderla expresar, poder que la opinión pública logre saber esas cosas. Lo bueno y lo malo, porque esto no es el paraíso.

Pero que las cosas, digamos, importantes y positivas, también aparezcan, que el debate aparezca, que también el contra argumento aparezca. Que la gente tenga los elementos parar decir vamos mal, vamos bien; vamos por ahí o vamos por allá, puedan llegar a la sociedad.

Y entonces aquí queda también nombrado el responsable de esa gestión.

Subsidio familiar, las cajas, las familias. Y esto ya es un tema que tiene que ver con el sistema de cuidado, en donde varias organizaciones institucionales, porque no se ha creado un sistema de cuidado en la nación, sino que hay entidades haciendo por allá, dispersas unas y otras; unas más poderosas que otras, actividades que tiene que ver con el cuidado sin construir un sistema que nos permita ser más eficaces en cuidar lo vulnerable, los niños, las niñas, los bebés, las bebés, los viejos, la mujer en estado de embarazo, los núcleos de población perseguidas por razones étnicas o sexuales, etcétera; el machismo que golpea a la mujer, una y otra vez todos los días y en todas las partes de la sociedad, rica, pobre, estatal, no estatal; la necesidad de crear un sistema de cuidado es fundamental.

Entonces, parte de eso aquí en esa Superintendencia (Superintendencia del Subsidio Familiar) tiene que ver con este asunto que hay que coaligar y habrá que

que hacer una reunión la primera, del sistema de cuidado de la nación. Estamos ya completando, prácticamente, el nombramiento de todas las entidades que tienen que ver con ese aspecto.

Bueno, entonces, buen viento y buena mar.

Gracias, muy amables.

(Fin/pm/jdg/mpp/erv/gbf/gta)

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